jueves, 29 de marzo de 2007

El regreso de Peter Pan

Desde el pasado 7 de Marzo está a la venta en España la nueva edición remasterizada del DVD de “Peter Pan” la entrañable historia del niño que no quería crecer. Ahora que nosotros somos grandes y sabiendo lo que sabemos, si nos llegan a preguntar cuando éramos pequeños si queríamos crecer ¿qué contestaríamos? Yo lo tengo tan claro...
La magia de volar, la amistad, el cariño, la aventura.... un poco de todo en la historia de Peter Pan, ya saben, en la segunda estrella a la derecha...
La película se estrenaba allá por el año 1953 en su versión animada y hoy, 54 años después sigue siendo una de las películas más vistas, mas pedidas por los más pequeños y más soñadas después por grandes y pequeños... En casa, cuando mi hijo la pide yo "aprovecho" para hacer cualquier cosa en el sofá y ya que estoy... pues las vemos juntos... es una delicia.
Pero el origen de la historia de este mágico niño va más atrás, se remonta a 1904 cuando James M. Barrie, novelista y dramaturgo escocés estrenó esta historia como montaje teatral. Un montaje y una historia que sedujo a los críticos y después a los hijos de estos... Años después fue el propio Walt Disney el que disfrutó con la historia sentado en un patio de butacas siendo aún casi un niño y de ahí se quedó en su memoria grabado el vuelo de Peter Pan, hasta llevarlo al cine en versión animada. Una fantasí hecha realidad para él.
De hecho, antes de estrenar “Blancanieves y los siete enanitos” en 1937, Walt Disney ya estaba empezando a dar formar a la aventura de Campanilla, el capitán garfio, Wendy y Peter. Pero las malditas guerras, en este caso la Segunda Guerra Mundial, llevó a la historia del niño que vuela a un cajón durante 12 años.
“Peter Pan” pasó a ser sin duda uno de los mayores éxitos de la factoría Disney desde su estreno en 1953, el público se identificaba con la vida de este niño, con la lógica de sus ideas y con la manera en la que se desarrollaban las cuitas entre los personajes principales. El público desde entonces y hasta ahora sigue queriendo creer en las hadas, en la magia,...

Víctimas silenciosas

Es sin duda una de las lacras de nuestra sociedad supuestamente civilizada. La violencia machista ejercida dentro del hogar se lleva por delante cada año la vida de demasiadas mujeres, muchas de ellas también madres además de víctimas. Quedan desvalidos, desamparados, solos y afectados, muy afectados, sus propios hijos. Porque la violencia de género, la violencia machista, siempre afecta a los hijos.
Los niños y niñas siempre son víctimas de la violencia de género, de forma directa o indirecta, pero siempre víctimas. Pero no sólo de la violencia en su hogar, sino también del desamparo posterior, porque por el momento, el sistema de protección no contempla a los niños como víctimas así que son muy escasos los recursos terapéuticos o educativos específicos que desde el estado se desarrollan para poder atender a estas víctimas silenciosas.
Ante esta situación tan crítica y tan injusta, la ONG “Save the children” ha estado llevando a cabo más de 250 entrevistas a profesionales, mujeres, niños y niñas víctimas de la violencia machista en Euskadi, Galicia, Cataluña, Islas Baleares, Comunidad Valenciana, Madrid y Andalucía. Con todos estos datos ha elaborado un interesante estudio con el que llegan a una conclusión meridianamente clara: los niños y niñas SI son víctimas también de la violencia de género y como tales víctimas tienen que ser atendidos y contemplados por el sistema de protección.
Los niños y niñas que viven situaciones de violencia de género en sus hogares está demostrado que tienen problemas de aislamiento, de inseguridad y en algunos casos de agresividad, tienen problemas para integrarse, tienen déficit de atención y por supuesto, un bajo rendimiento escolar. Sufren y eso se aprecia en que padecen síntomas depresivos como puede ser el llanto, la tristeza y el aislamiento incluso plantean conductas regresivas (sobre todo los más pequeños) como puede ser la eneuresis o la ecopresis. Tienen dificultad de expresión y manejo de emociones, interiorizan porque aprenden modelos violentos de conducta con lo que pueden llegar a repetirlos tanto como víctimas como agresores. En algunos casos, en demasiados casos, los niños son tan víctimas como la madre y llegan a morir a manos de su agresor.
Algunos testimonios ofrecidos por los profesionales entrevistados por “Save the children” para este estudio son estremecedores como el de una trabajadora social quien decía textualmente que “un niño de 2 años llamaba a su madre “puta” porque creía que se llamaba así, su padre lo hacía”.
No hay soluciones mágicas a pie de calle pero no es justo que se robe la infancia, el futuro, la vida de un niño.

La hernia inguinal

La mayor parte de este tipo de hernias son de carácter congénito y se producen por un fallo durante el proceso de desarrollo de un saco de la cavidad abdominal que se lleva a cabo en las primeras semanas de vida del recién nacido; este proceso se denomina vaginalis y representa un riesgo porque por aquí puede pasar líquido o las vísceras intestinales. De pasar líquido a la bolsa del escroto lo denominamos hidrocele, si es el intestino u otro órgano el que entra en este saco se produce la hernia inguinal.
Normalmente es la madre del pequeño la primera en darse cuenta de esta patología al apreciar un crecimiento anormal en la zona de la ingle o el escroto así como un abultamiento extraño en esta misma zona. Durante el baño o si el pequeño llora desconsoladamente o si está pujando o está irritable, suelen ser motivos suficientes como para llevar al niño al pediatra el cual puede corrobar el diagnóstico de hernia inguinal.
La hernia inguinal es menos frecuente entre la población infantil que el hidrocele (antes mencionado) pero es una patología un poco más seria, de producirse lo hace en el primer año de vida del bebé y más concretamente en los primeros seis meses, es más común entre niños que entre niñas y también afecta más a los bebés prematuros.
Su corrección se lleva a cabo mediante una intervención pediátrica en la que no es necesario hospitalizar al niño aunque sí se emplea anestesia general. Es la intervención más frecuente en cirugía pediátrica después de la amigdalectomia (la tradicional operación de anginas). El procedimiento suele durar una media hora habitualmente y la recuperación es fácilmente apreciable pasadas las primeras dos horas. Las complicaciones suelen ser muy poco frecuentes, según señalan los expertos y además, suelen ser manejadas con carácter ambulatorio. Es también muy poco frecuente la repetición de esta dolencia, el que la hernia vuelva a aparecer una vez intervenido el paciente.
Lo que también es cierto es que de quedar desatendido este problema de salud de nuestros pequeños, el defecto tiende a ir aumentando progresivamente y puede empezar a causar distintos problemas: oclusión intestinal, hinchazón testicular,...
Sobra decir que el bienestar del bebé es primordial por lo que las revisiones pediátricas deben ser estrictas.

viernes, 16 de marzo de 2007

Peque-lenguas

¿No te encanta el vocaboluario del peque cuando empieza a soltarse a hablar? A nosotros sí. Hay una etapa en la que sólo le entiende el que pasa más tiempo con él o con ella, normalmente suele ser la mamá, pero cuando abandona ese "diccionario" tan íntimo comience el despegue del lenguaje y eso, para los adultos, es muy divertido.
Su forma de construir frases, sus "palabras", su lógica en la gramática tan particular, sus definiciones de situaciones, de conceptos,....
Por eso hemos montado este apartado de "peque-lenguas" en el que pos supuesto puedes participar recordando y compartiendo las mejores perlas verbales de tu peque. Seguro que nos divertimos juntos, anímate y mándanos su vocabulario, su nombre y su edad y formará parte de la Real Academia de la Peque-lengua de mundopeques.

La musicoterapia y el "efecto Mozart".

Ante tantos beneficios implícitos de la música en el proceso de crecimiento y educación de los bebés, surge una rama de estudio y análisis que se plantea descubrir, analizar, estudiar y ampliar estos más que posibles beneficios, se trata de la Musicoterapia a la que se le puede considerar la aplicación del arte de la música a una clara finalidad terapéutica.
Algunos expertos también han realizado toda una serie de estudios sobre el efecto que concretamente la música del compositor Wolfang Amadeus Mozart tiene sobre los bebés y sus conclusiones son muy reveladoras. Estos estudios señalan que la música compuesta por este autor, dadas sus características, proporciona a los bebes un mayor desarrollo intelectual y creativo, ya que entre otros aspectos, les proporciona un ambiente de paz y tranquilidad. Los tempos de determinadas obras de Mozart, las tonalidades y las texturas varían ofreciendo a los oyentes (a los bebés) una experiencia desde cualquier punto enriquecedora y educativa.
Pero no hablamos sólo de bebés, según estos estudios la estimulación musical surte efecto desde la semana 20 de gestación, por lo que se recomienda que las embarazadas a lo largo del día escuchen de vez en cuando la música de Mozart. A partir de este momento (la semana 20 de gestación) se sabe que el bebé ya es capaz de oír, por eso se recomienda a la madre que le hable periódicamente porque aunque no entienda el significado de las palabras sí capta el tono, la musicalidad, la intención de las frases como reflejo de las emociones de su madre y estos sonidos se van haciendo familiares y por tanto, a la larga tranquilizadores. La música se convierte en otro canal más para contactar con nuestro futuro bebé. Numerosos estudios han venido a demostrar que los bebés llegan a recordar aquellas melodías que han escuchado con mayor frecuencia dentro del vientre materno, al menos durante el primer año e invariablemente las asocian a un periodo de paz y tranquilidad. La comunicación con nuestro hijo no arranca con la mirada en el momento del nacimiento sino que tiene un precedente mucho más remoto: las voces y los sonidos que él recibe antes de nacer, sólo tenemos que aprender a potenciar y a valorar este vínculo tan poco conocido hasta el momento.
Los científicos y estudiosos de este asunto han descubierto que el bebé, antes de nacer, es profundamente sensible, establece lazos intensos con sus padres y a través de ellos con el mundo exterior. Por esto cantar, bailar o masajear el vientre van a convertirse en estímulos del sistema nervioso del bebé y vana estrechar aún más la relación que lo nutre emocionalmente y que incluso puede pervivir en él como huella inicial de su vida futura.
Se empieza a practicar a finales del siglo XIX con músicos y médicos trabajando de forma conjunta en hospitales psiquiátricos pero su reconocimiento como terapia curativa es mucho más reciente.
Es importante también su vertiente puramente preventiva, ya que la música está unida a la vida del hombre y a sus circunstancias pero no es nada despreciable, según los estudios, su vertiente curativa sobre todo entre enfermos hospitalizados a largo plazo o enfermos psiquiátricos.
La musicoterapia empleada como medida preventiva entre los más pequeños tiene importantes beneficios, de hecho, los propios padres pueden ir descubriendo el potencial de aprendizaje de sus hijos con la simple ayuda de un teclado musical en casa, las lecciones de música no son imprescindibles (aunque sí recomendables) y se pueden suplir por vídeos o consejos siempre eso sí, motivando a los pequeños mediante el sencillo uso de la grabadora. Las prácticas diarias, a modo de juego, se pueden grabar y la mejor versión del día se puede conservar.
La música ayuda a todas las personas, enriquece a todos los seres humanos, no hace selección por edades o por potencialidades, un ambiente musical rico y controlado de estímulos va a proporcionar un caldo de cultivo ideal para el desarrollo emocional, psicofísico y social equilibrado de los más pequeños de la casa de hecho, la falta de estímulos sensoriales repercute negativamente en el desarrollo intelectual, llegando incluso a conflictos conductuales. Cada momento en la vida de las personas requiere de una serie de estímulos sensoriales adecuados que si se le niegan por algún motivo (incluso por desconocimiento) repercutirá en su desarrollo intelectual, emotivo y por ende en su personalidad.

jueves, 15 de marzo de 2007

Cenas para dulces sueños...

Que no se trata de cebar a nadie pensando que así va a dormir mejor, que eso si no funciona con los adultos ¿por qué lo iba a hacer con nuestros hijos?. No, la idea más bien es la de distinguir un poco más y mejor entre aquellos alimentos que favorecen un buen sueño y los que no, aquellos que pueden influir en que nuestro hijo duerma mejor o peor.
Empezamos por los lácteos, el vaso de leche con chocolate calentito de antes de ir a la cama, o leche sola, o el yogur de la cena,... los lácteos en general son beneficios para conciliar el sueño porque contienen una sustancia llamada triptofano, por eso abuelas y madres a través de la experiencia ya sabían que el vaso de antes de dormir con leche un poco templada podía ayudar y mucho a que toda la familia descansara mejor.
Los hidratos de carbono de asimilación lenta también son alimentos que favorecen el sueño: el arroz, la patata (mejor si es cocida), la pasta, la avena... Y entre las verduras y hortalizas conviene destacar primero de todas la lechuga, que es un auténtico ayudante a la hora de dormir (el problema puede ser la textura poco agradable para el paladar de algunos niños pero aquí se puede convertir en crema de lechuga y el efecto relajante es el mismo). También destacan los guisantes, la soja y el tomate.
Conviene evitar en la medida de lo posible y sobre todo en grandes cantidades la ingesta de productos cárnicos si queremos tener un buen descanso. Es obvio también que para cenar están prohibidas las bebidas con excitantes como los refrescos de colas que además contienen gases que hacen más lentas las digestiones y no dejan que el cuerpo se relaje, algo fundamental para conciliar el sueño.
Algunas posibilidades de cenas para un buen sueño podrían ser: pasta con queso rallado y tomate, tortilla francesa con queso tierno y ensalada (o crema) de lechuga, ensalada de palitos de cangrejo con maíz, lechuga, queso fresco y pasas; arroz integral con gambas, pollo con cebolla y almendras y de postre un batido de plátano y yogur o un buen vaso de leche templada con unas galletas,...
Es cierto que cualquier tipo de cena con exceso de cantidades no beneficia la inducción del sueño, no confundir con irse a la cama sin cenar que no se trata de eso. Los extremos no son recomendables nunca y menos en temas relacionados con la alimentación.
Y además de la cena, todo lo que acompaña a la rutina del sueño es más que recomendable (baño, pijama, cuento,...) y en la medida de lo posible es conveniente evitar que esa rutina se altere en exceso. Dejar que pase un tiempo más o menos lógico antes de ir a dormir también es un buen consejo porque así evitamos que la digestión dificulte el inicio del sueño del niño, los expertos recomiendan al menos hora y media de separación entre la cena y la cama, aunque no siempre es posible.

"Nanas de la cebolla" (II). Miguel Hernández.

Desperté de ser niño.
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos,
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho.
El, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.

miércoles, 14 de marzo de 2007

El bebé es celíaco.

No hay que asustarse. Se trata de una enfermedad crónica con la que se convive durante toda la vida. Lo importantes es que a partir de ahora hay que tener en cuenta toda una serie de nuevos aspectos en torno a nuestra vida diaria, más concretamente en torno al día a día de nuestro hijo. Aspectos que debemos cuidar y que nunca, bajo ningún concepto podemos olvidar porque va en ello el bienestar y la calidad de vida de nuestro pequeño.
La enfermedad celíaca o lo que es lo mismo, la intolerancia al gluten, es una enfermedad mucho más frecuente de lo que en un primer momento nos puede parecer. Según recientes estudios se sabe que 1 de cada 150 niños la padece.
En este asunto, como en todo, cada afectado la desarrolla en distinta medida y sus reacciones son también diferentes, se dan casos incluso de niños que padecen esta enfermedad sin presentar síntomas o son unos síntomas tan leves que son los padres los que no aciertan a distinguirlos.
Los estudios sobre esta patología vienen de antiguo pero es en 1950, cuando el pediatra W.Kare Dicke, demostró que excluyendo los productos que contenían trigo, avena y centeno de la alimentación de los afectados por la enfermedad celíaca, esta remitía. Si se sustituían estos productos por arroz y maíz, el apetito de los afectados aumentaba, la absorción de las grasas por el organismo mejoraba y la diarrea grasa tan frecuente, desaparecía. Es curioso que apreciara esto precisamente en un periodo de carencia de alimentos, concretamente de trigo, durante la II Guerra Mundial y con posterioridad cuando se volvió a disponer de trigo, cebada y centeno por parte de la población, también pudo corroborar como la enfermedad celíaca volvía a sus orígenes.
Para el celiaco (niño o adulto) la ingesta de gluten conlleva que las vellosidades de su intestino delgado no puedan absorber adecuadamente los nutrientes de una alimentación equilibrada lo que desemboca en una mala nutrición.
Hay intolerancias de los bebés como las del huevo o la lactosa que se suelen superar con el paso del tiempo, la intolerancia al gluten no es una de ellas.
Cuando se elimina el gluten de la dieta del niño, las vellosidades de su intestino delgado vuelven a regenerarse pero si por error o desconocimiento se vuelve a ingerir el problema regresa.
La intolerancia al gluten de nuestro pequeño nos tiene que quedar claro desde el principio que es para siempre. Un niño afectado de celiaquía nunca podrá asimilar el gluten. Si se le han dado alimentos con gluten sin saber que el niño está padeciendo la enfermedad, además de sufrir malnutrición, las vellosidades intestinales se dañan, pero en el momento que dejas de darle cualquier alimento con gluten, las vellosidades se vuelven a regenerar aunque necesitan su tiempo.
La dieta del niño celíaco debe basarse en alimentos naturales y frescos que no contengan gluten: leche, carnes, pescados, huevos, fruta, verdura, legumbres y cereales (maíz, arroz, mijo, sorgo). Todos ellos combinados de forma variada, equilibrada y razonable. Y por otra parte hay que eliminar por completo cualquier producto que contenga trigo, cebada, centeno y avena.
Por despiste o por desconocimiento, se puede volver a incurrir en darle algún alimento al niño que contenga gluten, entonces la lesión volverá a aparecer, por eso hay que tener mucho cuidado con su dieta y estar bien informados de todos los componentes de la alimentación que le estamos dando. Muchos productos contienen gluten, en especial los manufacturados. Ante cualquier posible duda lo más recomendable siempre es no ingerir el producto sobre el que no tenemos una seguridad al cien por cien de que no contiene gluten.
Por eso, lo más aconsejable es comprar productos no elaborados que nos garantizarán la ausencia de gluten.
Hay una serie de consejos que da la Federación de Asociaciones de Celíacos que vendrán muy bien a los padres de niños celíacos y que resolverán cualquier duda que tengas al respecto sobre esta enfermedad, de hecho, entre sus socios distribuyen una lista de alimentos que se pueden consumir sin peligro, porque alguno de los productos que en su etiqueta señalan “sin gluten” a menudo contienen trazas de gluten que en ocasiones pueden llegar a sobrepasar los límites establecidos y esta ingesta, como es de suponer, resulta muy perjudicial para la salud del celíaco.En su página web la Federación de Asociaciones de Celíacos, nos informan de la importancia que tiene la alimentación en el niño celíaco y qué tipos de alimentos son los más adecuados para él. Además nos informan del comportamiento que debemos adoptar con respecto al niño y el entorno que le rodea, por ejemplo, si el niño va a un comedor escolar o el tipo de vida que debe llevar.

El cerclaje uterino

El embarazo es un proceso de cambio. El cuerpo de la mujer embarazada está en continuo cambio, en continua adaptación y algunos órganos se plantean retos por primera vez. Lo habitual es que el cuerpo humano responda como lo que es, una máquina perfecta, pero en ocasiones esta perfección necesita una pequeña ayuda médica. Durante este proceso de cambio que definimos como embarazo, el control por parte del profesional médico, del ginecólogo, es continuo y en este control se incluye la evaluación periódica del cuello del útero mediante examen digital o/ y ecografías periódicas; por lo que si en estos controles se apreciara que el cuello del útero se ha borrado prematuramente o es un cuello excesivamente corto, el médico propondrá una medida como esta, el cerclaje uterino, para garantizar que el proceso llegue a buen puerto.
El cerclaje uterino es una técnica quirúrgica que consiste en una pequeña intervención mediante la cual se aplican los puntos necesarios en el útero de la mujer embarazada para conseguir que este órgano no dilate en el proceso del embarazo antes de lo que debiera y pueda terminar malogrando el mismo. Se lleva a cabo en casos de insuficiencia cervical, es decir, cuando existe una dificultad o incapacidad en el cuello del útero para mantenerse cerrado el tiempo necesario para llevar un embarazo a término. Se emplean estos puntos de sutura en mujeres que han tenido pérdidas previas de embarazo en torno al segundo trimestre o en mujeres embarazadas con otros factores considerados de riesgo como pueden ser, por ejemplo, un cuello uterino corto apreciado por el médico en un examen digital o mediante ecografía. Exactamente la intervención se lleva a cabo en el cuello del útero y se suele realizar en torno a las semanas décima y décimo sexta de gestación. Se puede realizar con anestesia Epidural o general y en las últimas semanas de gestación, cuando el útero sí debe dilatarse, estos puntos se retiran.
Es habitual que a aquellas mujeres embarazadas a las que se les ha aplicado el cerclaje uterino, también se les recomiende un reposo más o menos absoluto durante el embarazo para asegurarse de que la gestación llega a buen término en un buen momento.
El cerclaje uterino, es conveniente saber que, no garantiza al cien por cien la insuficiencia cervical, existe una pequeña proporción de fracasos que son tenidos en cuenta por los profesionales que lo realizan. Puede producirse una infección del líquido amniótico, una rotura prematura de membranas o una infección urinaria para la madre gestante. Además, también ocurre que al retirar los puntos en torno a la 38ª semana de gestación, se pudiera desencadenar el parto.
El cerclaje uterino no deja de ser un procedimiento médico invasivo que en la mayor parte de los casos se realiza con éxito pero que no está exento de riesgo.

martes, 13 de marzo de 2007

Malos humos para los peques.

Ya llevamos un tiempito con la ley en vigor en España y parece que “oficialmente” se acabaron los malos humos en bares, restaurantes y demás sitios públicos... aunque eso, todos sabemos que, es muy relativo.
Lo que es incuestionable es que los niños, nuestros niños, son los fumadores pasivos mas perjudicados por el humo del tabaco y ese humo también les afecta cuando entramos en un sitio público aunque nosotros, los adultos a veces parezca que no nos damos cuenta o que no queramos darnos tanta cuenta como el asunto merece. A veces la falta de establecimientos en los que no se permite fumar obliga a los padres con niños a entrar en establecimientos en los que fumar está permitido con el detrimento que esto supone para la salud de los pequeños. La cuestión es que en estos establecimientos se supone que está prohibida la entrada de menores... ¿entonces? ¿cómo se soluciona? ¿el dueño del establecimiento tiene que echar de su local a los padres con niños? ¿o tiene que disimular y aparentar que no se ha dado cuenta de quien ha entrado en su local?
Una inmensa laguna.
Hace algún tiempo en Israel se llevó a cabo un estudio para demostrar la incidencia de infecciones de garganta en su población infantil, la cuestión es que lo que demostró fue la incidencia superior en los hijos de padres fumadores. Era mucho más alto el número de niños que tenían gargantas infectadas de neumococos, aunque no desarrollaran ninguna patología, entre los hijos de padres fumadores. Y estos no sólo lo hacen, lo de fumar, en establecimientos públicos.... a veces ponemos el énfasis en el detalle (la cafetería, el restaurante,...) cuando el verdadero problema lo tenemos día a día, minuto a minuto en nuestra propia casa.
Es evidente que los hábitos de los padres tanto los buenos como los malos influyen de una forma directa e indiscutible sobre sus hijos, en sus costumbres, en su salud, en su vida.
Por ejemplo, una infección tan común como la otitis infantil, que se produce cuando esas bacterias alojadas en la garganta se trasladan al oído medio; tenía una incidencia superior en los hijos de madres fumadoras (más concretamente) en un 76% de ellos. De hecho, los investigadores concluyeron con la máxima de que si los padres y las madres dejaban de fumar se podría reducir el riesgo de otitis media en sus propios hijos. Este es sólo un ejemplo pero quizás además de abandonar malos hábitos lo que habría que plantearse es abandonar o dejar de frecuentar establecimientos en los que tampoco se tiene en cuenta la salud y el bienestar de nuestros hijos, sin mencionar la nuestra.

Alimentación infantil: dieta equilibrada.

Ya ha pasado el primer año y el pequeño ha dejado la lactancia materna en la mayoría de los casos. Ahora, de pronto, parece que nuestro hijo cambia su conducta alimentaria y pierde interés por los alimentos y por alimentarse. Aunque es un cambio que preocupa a los padres, se considera completamente normal, sólo hay que observar y tener en cuenta algunos consejos.
Hasta el momento el lactante comía de maravilla, a demanda y con las cantidades suficientes como para ir creciendo, cogiendo peso y tranquilizando a sus papás. Ahora ha cambiado o bien no quiere comer como antes o en prefiere concentrarse más en unas comidas que en otras. Si al final el consumo calórico global es normal, no exista ningún motivo de preocupación, sus necesidades cambian.
Cuando el bebé ha cumplido su primer año de edad, su crecimiento y la maduración de sus funciones metabólicas y digestivas frenan el ritmo que tenían hasta ahora. Por eso las necesidades calóricas también son menores aunque las proteicas se incrementan, ya que aumenta el crecimiento de músculos y tejidos en el cuerpo de nuestro pequeño. Estos cambios son normales y lógicos por lo que no se debe adoptar ante su llegada, ninguna norma nutricional rígida sino favorecer los cambios teniendo en cuenta los gustos de estro hijo que poco a poco los va a ir expresando, además también es bueno valorar en esta etapa la actividad física y social del pequeño y cómo va a influir inevitablemente en su interés o atracción por los alimentos.
Según señala la propia Organización Mundial de la Salud, es recomendable ingerir más o menos una 1.300 kilocalorías al día, con una aporte de proteínas en torno al gramo por cada kilogramo de peso al día y de estas proteínas, un 65% tiene que ser de origen animal porque son más ricas en aminoácidos esenciales (huevos, lácteos, carnes y pescados), las proteínas de origen animal tienen sus ventajas y sus inconvenientes a la hora de ser consumidas, como ventaja está su alto valor biológico, pero como inconveniente hay que destacar su capacidad para vehiculizar hacia nuestro organismo grasas saturadas. También hay que valorar la digestibilidades y la calidad de las proteínas por lo que se debe plantear un balance, un equilibrio entre las de alto y bajo valor biológico. Las proteínas vegetales suelen tener en general bajos contenidos en aminoácidos esenciales y su menor digestibilidad. Sí es cierto que la proteína de la soja, de origen vegetal, sin embargo se comporta como si fuera de origen animal aunque su contenido de aminoácidos azufrado es más reducido y sí podría emplearse como una fuente protéica completa.
Un exceso de proteínas es innecesario para el pequeño y le generaría una sobrecarga renal, además si en esta primera fase de la alimentación de nuestro hijo marcamos las bases sobre una alimentación hiperprotéica será un hábito que el niño continuará a lo largo de su vida y que es considerado por muchos autores como un factor etiológico de las enfermedades degenerativas en la edad adulta.
Aunque ya no sólo se alimente con leche, las necesidades de calcio en los primeros años continúan siendo de unos 500 mg. al día.
Hay que plantearse la necesidad de que la dieta sea variada para una correcta alimentación, pero también hay que recordar que nuestro pequeño sigue teniendo dificultades para masticar determinados alimentos y a veces, de motu propio, se niega a admitir algunos nuevos. Suele ser eficaz ofrecer distintas alternativas siempre sin forzar y siempre que la dieta continúe siendo equilibrada y no hay motivos de preocupación si la comida que un día ingiere con normalidad no la quiere probar dos días después. Es más que recomendable no premiar a los niños con chocolates ni chucherías por el riesgo de sobre alimentación que esto conlleva y a la larga de posible sobre peso.
Es aconsejable acostumbrar a nuestro hijo y a nosotros mismos a realizar las comidas en familia o con otros niños pero siempre lejos de la influencia de la televisión y no fomentar la ingesta de alimentos a deshora. La distribución de la dieta debería organizarse en el 25% para el desayuno, el 30% en la comida, el 15% en la merienda y el 30% restante para la cena.

"Nanas de la cebolla". Miguel Hernández

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre:
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchaba de azúcar,
cebolla y hambre.
Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.
Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma, al oírte,
bata el espacio.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol,
porvenir de mis huesos
y de mi amor.
La carne aleteante,
súbito el párpado,
y el niño como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!

Los antojos

Las leyendas dicen que suelen ser fresas con nata o chocolate a altas horas de la madrugada, pero algunas embarazadas sueñan con pepinillos en vinagre y alimentos mucho más cotidianos. Hablamos de los famosos antojos de las mujeres embarazadas que no siempre aparecen pero que de hacerlo tampoco tienen que preocuparnos, incluso se pueden convertir en divertidas anécdotas con el paso del tiempo.
No una ni dos, son muchas las mujeres que de repente, sin planearlo previamente, un día (o una noche) sienten unas ganas repentinas y arrolladoras de comer algo especial, sobre todo algo totalmente inesperado.
Una de las posibles causas de esa apetencia está sin duda en los intensos cambios metabólicos y hormonales que experimenta el cuerpo de la mujer durante el proceso del embarazo.
Son los famosos “antojos”, conocidos a lo largo de la historia y padecidos por numerosas mujeres. La cultura popular señala que estos antojos de las mujeres embarazadas deben ser satisfechos lo antes posible porque de no hacerse, el bebé nacerá con una mancha en la piel semejante al producto solicitado por la mamá (fresas, chocolate, jamón,...). Por supuesto se trata de una creencia sin el más mínimo fundamento, aunque eso sí, los caprichos alimenticios de las embarazadas sí que son una realidad.
En esto como en todo, se han sostenido distintas teorías al respecto dependiendo del momento histórico. El estado de ánimo de la futura mamá y los intensos e inmensos cambios que conlleva el embarazo pueden generar un deseo agudo de un alimento en especial, el cuerpo es inteligente de por sí y a veces solicita lo que necesita a modo de apetitos selectivos.
También ocurre con bastante frecuencia que durante el embarazo, la futura mamá experimenta cambios en sus gustos alimenticios y algo con lo que ha disfrutado antes de quedar embarazada se convierte en incomible durante el embarazo, son variaciones relacionadas con los cambios en la sensibilidad gustativa que se producen.
Se puede decir sin ningún miedo que estas apetencias nuevas o las aversiones recientes, no son de importancia si no afectan a la buena alimentación de la gestante, sobre todo en los primeros meses del embarazo. El peligro que tienen los “antojos” es que a veces se puede comer de ellos en exceso o se pueden incluir de nuestra dieta, con lo que influyen en el aumento de peso tanto de la madre como del futuro bebé.
Aplicando a esto como a todo el sentido común, es evidente que cualquier persona (sin necesidad de estar embarazada) puede sentir repentinas ganas de comer o de beber algo que hacía tiempo que no tomaba, eso nos ha pasado a casi todos y esto demuestra que no es exclusivo de las embarazadas aunque por los cambios de este proceso es más probable que ocurra durante la gestación, lo que también deja claro que no se trata de una invención de la mujer que agradecerá mucho la comprensión y el tacto de su pareja ante esta situación, uno excusa más para demostrar comprensión y cariño en uno de los momentos en los que las emociones y los sentimientos se disparan.

El temido cólico del lactante

Quizás sea uno de los peores momentos desde que ha llegado nuestro pequeño a casa, pero no tanto porque sea un momento dramático o especialmente peligroso, sino porque consigue desesperarnos a nosotros como padres primerizos y según las últimas investigaciones, a los propios bebés. Hablamos de los temidos cólicos del lactante.
“Cada día es peor”, “Tiene que ser por algo”, “Empieza a llorar como si tuviera la hora cogida”,... Estas son solo algunas de las frases, los comentarios que las mamás desesperadas realizan a los pediatras o a las amigas cuando comentan sus problemas de llanto desconsolado, unos procesos que se repiten a la misma hora cada día y que vienen a durar en torno a las tres horas.
El llamado “cólico del lactante” es un problema bastante frecuente en los bebés que les provoca el estar llorando más de la cuenta sin que los adultos a su alrededor encuentren un motivo. Comienza alrededor de la primera semana de vida del niño y suele iniciarse el episodio de llanto más o menos a la misma hora cada día, con frecuencia en torno a la última hora de la noche, la solución sólo llega a partir del tercero o cuarto mes. Igual que llega sin un motivo aparente también desaparece sin que la solución haya sido muy clara.
Los padres siempre tienen la tendencia de buscar una explicación al llanto de su hijo, lo cual es muy lógico y sensato, pero es muy fácil que cuando el bebé está siendo criado con lactancia artificial se atribuya el problema del llanto a la leche, con lo que se prueban distintas marcas y al bebé se le incomoda con tanto cambio de sabor, de olor y de textura o aún peor, se empieza a preparar los biberones con menos medidas de leche de la que indican las marcas porque se piensa que la leche les resulta demasiado fuerte, lo que se consigue con esto es simplemente poner a dieta al bebé, que tenga más hambre, que esté peor alimentado y que no ingiera la cantidad de leche imprescindible para su desarrollo.
Claro que algunos bebés pueden necesitar leches especiales pero no se deben hacer cambios sin consultar primero con el pediatra.
Lo más sensato es combatir en lo posible la ingesta de gases por parte del bebé cuando le damos las tomas de biberón, hay que procurar que trague el menor aire posible, que la tetina siempre tenga leche y el orificio sea del tamaño adecuado para su capacidad, que eructe bien después de las tomas y si tiene algún problema comentarlo con el pediatra para que el valore la necesidad de administrar algún tipo de medicamento específico.
Si los bebés están alimentados con lactancia materna (lo más recomendable en cualquier caso), el problema viene si alguien convence a la madre de que estos llantos irracionales se deben a que su leche es mala o no le alimenta suficiente, algo completamente erróneo. Hay que tener mucho cuidado si la madre está tomando algún tipo de medicación que siempre tiene que ser controlada por su médico y comentada con el pediatra y nunca se debe suspender la lactancia materna sin indicárselo también al pediatra.
No cabe duda de que algunos niños lloran verdaderamente porque algo les duele, para algunos investigadores se debe a que los bebés a esta corta edad tienen un sistema digestivo aún inmaduro. Puede también producirse dolor por culpa de los gases, puede ser que regurgiten la leche y esto les produzca ardor, puede ser una hipotética alergia a la leche de vaca o a alguno de los alimentos que ingiere la madre, aunque esto es lo menos probable. También puede ocurrir que el bebé se encuentre algo más nervioso si la madre abusa del café o de bebidas que contengan sustancias excitantes o toma ciertos medicamentos. Y no podemos descartar una tercera opción y es que el problema puede ser también el hecho de que los pares no saben interpretar qué les está pidiendo su bebé a través del llanto, la única forma que tiene de expresarse.
Esta falta de entendimiento genera una lógica ansiedad en el padre y en la madre que es muy contagiosa para el bebé y se genera un círculo vicioso que para muchos autores es donde se encuentra la razón última del cólico del lactante. Los bebés son en general muy sensibles y se alteran mucho cuando notan que la persona que les atiende, que su madre o su padre están nerviosos, el bebé en esta situación se siente inseguro y se aún llora más.
Hay que tener en cuenta que después de nueve meses ahora, de repente, adaptarse a vivir fuera del útero es muy duro para el bebé y él también puede tener sus malos momentos.
No hay medicamento que solucione el problema pero sí puede ayudar el que alguien tranquilo se ocupe de cuidar y acompañar al bebé en este mal momento, la única recomendación que se puede dar es la de actuar con calma, sin prisa y aceptando que el niño llore mientras le consolamos con cariño y mucha, mucha paciencia. Huelga decir que en cualquier caso cuando el bebé rompe a llorar lo primero que se hará será descartar otras posibilidades: que esté sucio, que tenga hambre, que sienta frío, que necesite contacto físico,... Una vez descartado que al niño no le pasa nada y una vez que el padre y la madre han conseguido controlar sus nervios es muy útil en estos casos adelantarse a los acontecimientos y por ejemplo, si es posible, salir a dar un paseo antes de que comience la temida hora del llanto, puede que el paseo le relaje, le distraiga o le duerma y puede que se convierta en una buena opción

Higiene del bebé

Convivir con el recién llegado lleva implícito que los nuevos padres deben tratar de comprender en todo momento cuales son las necesidades reales del recién nacido y en estas se incluyen las necesidades higiénicas, todas aquellas relacionadas con su aseo personal. Nuestra habilidad y por supuesto, lo más complicado, nuestro acierto, conseguirán que nuestro niño no padezca molestas irritaciones, escoceduras o incluso infecciones.
Durante los primeros días, algunos pediatras recomiendan que el lavado diario del recién nacido lo hagamos en seco hasta que su ombligo cicatrice y se caiga, para otros no es desaconsejable sumergir al pequeño en la bañera siempre teniendo la precaución de no mojar el ombligo y sobre todo de secar bien todos los pliegues cuando acaba el baño.
Para hacérnoslo más fácil a nosotros y más seguro a nuestro pequeño sólo tenemos que tener en cuenta una serie de recomendaciones, uno trucos, algunos de ellos más que conocidos y más que utilizados por nuestras abuelas pero otros quizás menos extendidos y que deberemos aprender solos y de la mano de nuestro bebé.
Para un recién nacido su aseo es sumamente importante, gracias a él no sólo se siente a gusto, no sólo se relaja sino que además es un tiempo en el que está en contacto con papá y mamá, un tiempo extra, un tiempo para disfrutar, un tiempo en el que la confianza que pone en nosotros es tan absoluta que se siente recompensado por nuestras caricias mientras le lavamos, por eso no sólo debemos pensar en la higiene en este momento, sino que además, no deberíamos perder la oportunidad de estrechar nuestros lazos afectivos con nuestro bebé entre esponjas, agua, jabón y caricias.
La temperatura ambiente conviene que sea agradable, templada. Hay que evitar por encima de todo las corrientes de aire por lo que es más que recomendable tener todo el material que vayamos a utilizar junto a la bañera o bien en el cuarto de baño o bien en el dormitorio donde hallamos dispuesto la ubicación de la bañera de nuestro bebé, el simple hecho de abrir y cerrar la puerta podría dar lugar a que se enfriase la habitación y por tanto que nuestro pequeño pueda resfriarse.
Si hemos decidido que hasta que se caiga el ombligo no vamos a utilizar la bañera, lo que haremos será un lavado en seco, procuraremos asear a nuestro bebé con una esponja humedecida en agua tibia, por partes y manteniendo la zona del ombligo completamente limpia y seca, esta parte la limpiaremos con una gasa esterilizada mojada en alcohol de 70 º y sobre todo nos preocuparemos de que siempre esté seca para facilitar su caída lo más rápido posible y sin ningún tipo de complicación.
Desde el primer día de su nacimiento necesitaremos prácticamente todo tipo de productos de aseo, muchos de ellos son imprescindibles pero otros dependerán de nuestros propios gustos.
Los primeros objetivos del aseo serán los ojos, los oídos y la nariz de nuestro pequeño, para ello utilizaremos distintas gasas limpias para evitar que se produzcan tanto infecciones como contagios.
Para cuando nos decidamos a utilizar la bañera, debemos tener en cuenta que el agua debe estar en torno a los 35º, para controlar la temperatura hay innumerables termómetros sumergibles, desde los que tienen forma de juguete (barcos, peces,...) a los que se incluyen en distintas alfombras de goma que cambian de color marcando los grados del agua y además pueden evitar algún que otro resbalón del peque mientras lo tenemos en el agua. Con una esponja suave o con la misma mano, podemos limpiarle adecuadamente la cabeza y para el resto utilizaremos una técnica parecida a la anterior, humedecemos la esponja y vamos limpiando muy despacio el pecho, la espalda, las piernas,...siempre de arriba abajo y finalizando por su culete. Para aclararle no es recomendable echarle el agua del grifo directamente sobre el cuerpo ni sobre la cabeza porque podría asustarse, es mejor que empapemos la esponja y la exprimamos con cuidado sobre su cuerpo y su cabeza. Y para girarle cuando hallamos terminado la higiene de la parte delantera de su cuerpo, lo haremos con delicadeza sin asustarle y teniendo mucho cuidado de que no se nos escurra ahora que está mojado.
Muchos pediatras y enfermeras señalan que no es necesario que bañemos cada día a nuestro bebé ya que sus necesidades de higiene no son las mismas que las nuestras como adultos, apenas sudan y tampoco se suelen manchar ni están en contacto con suciedad hasta que no cumplen unos meses y empiezan a jugar en el suelo, en la alfombra, con la arena...
En cuanto a los productos que usaremos para la higiene de nuestro pequeño: champú, gel, crema hidratante,... podemos echar un vistazo a la página web de la asociación ecologista greenpeace (greenpeace.es) ya que aquí se analizan los posibles contaminantes que estos productos contienen en sus composiciones y que nos pueden afectar a nuestra salud desde que somos bebés, como nuestro hijo.
No hay que olvidarse de las posibles alergias que cualquier producto que consideremos adecuado puede producir en la delicada piel de un recién nacido, ante la mínima aparición deberíamos dejar de usar ese producto y si lo consideramos oportuno acudir al pediatra para comentárselo.

Muchos, muchos mimos

Según los expertos desde el mismo momento del nacimiento podemos notar si nuestro entorno es amable u hostil con nosotros. Está claro que los cariñitos, las caricias, los temidos mimos, son además de adictivos y peligrosos según algunos, un elemento fundamental para el desarrollo de nuestros bebés.
Desde que nacemos, somos capaces de percibir gran parte de lo que sucede a nuestro alrededor. Hay niños que incluso en la camilla en la que han nacido, subiendo con su padre y su madre desde el paritorio a la habitación, en el ascensor, son capaces de girar la cabeza reconociendo las voces que les son familiares con apenas unos minutos de vida fuera del útero materno.
Si hablamos con cariño a nuestro bebé, si le cantamos nanas o le acariciamos suavemente, con cada gesto estamos contribuyendo a que en el futuro nuestro hijo o hija sea un adulto seguro y sobre todo con capacidad para también demostrar afecto a los que le rodeen, algo que sin duda siempre le va a resultar una experiencia beneficiosa y gratificante.
Los seres humanos necesitamos sentirnos queridos a cualquier edad por lo que no debe extrañarnos que nuestro bebé también sienta necesidades afectivas y no solo alimenticias, incluso pueden ser mayores las primeras que las segundas.
A un bebé no le basta con que le quieran de por sí sino que necesita que se le demuestre el afecto, el cariño, la ternura, el amor. Así que nuestras caricias, arrumacos, achuchones, besos y abrazos son imprescindibles para su correcto desarrollo. Por todo esto es vital para nuestro hijo desarrollarse en un ambiente alegre y rico en sentimientos positivos, él no tiene la seguridad de que simplemente le queremos, él necesita confirmarlo de manera continúa, él, si lo pensamos: apenas nos conoce, no sabe lo que vamos a hacer, ¿volveremos alguna vez cuando le dejamos solo en su cuna?¿le taparemos cuando tenga frío?¿le acunaremos si tiene angustia, si se siente solo?
Aunque nuestro hijo tenga sólo unos días de vida está demostrado que entiende a su manera nuestras demostraciones de cariño y después las interioriza, capta lo que ocurre a su alrededor, nuestras palabras, nuestras caricias, nuestros gestos, nuestro tono de voz,... momentos como el de acunarle dulcemente, susurrarle al oído canciones o sentimientos, acariciarle la tripita, cogerle las manos mientras se queda dormido,... todo esto le estimula de una manera muy positiva porque se siente querido.
No es que nuestro bebé entienda el significado de nuestras palabras con sus pocos días de vida, pero comprende a la perfección la emoción y el cariño con que pronunciamos esas palabras y esa entonación puede ser la llave de su tranquilidad, de su paz interior, de su sosiego... y de paso del de sus padres...
En esta etapa inicial y sólo gracias a nuestro apoyo y a nuestro amor sin condiciones y manifestado de cualquier forma que se nos ocurra, vamos a ir estableciendo toda una serie de vínculos afectivos que van a perdurar durante toda la vida y que por supuesto, van a marcar definitivamente nuestra relación con este niño que antes de que nos demos cuenta dejará de ser un bebé y necesitará poco a poco, menos de estas muestras de cariño a las que también nosotros cada día nos vamos acostumbrando tan fácil y dulcemente.
Quizás al principio no sepamos cómo y cuánto debemos insistir en estas manifestaciones de cariño que probablemente con el paso de los días fluyan sin mayor complicación. A veces, por la escasa capacidad de respuesta de los recién nacidos podemos enfriarnos sin darnos cuenta y perder el ánimo pero es que tenemos que recordar que nos hemos metido en una carrera de fondo. Hasta los 3 o 4 meses nuestro bebé no dejará de ser un mero receptor de emociones para comenzar poco a poco, lentamente a ir emitiendo también las suyas propias. Todo un descubrimiento que por supuesto nos emocionará.
Después las muestras de cariño serán mutuas y con el paso del tiempo para nosotros se convertirán en dulces recuerdos pero para ellos formarán parte de los cimientos de su vida afectiva, de su relación con los demás, incluso, por qué no, con sus propios hijos.

viernes, 9 de marzo de 2007

Un embarazo de riesgo

No se trata de que te alarmes si tu médico te lo ha diagnosticado, pero sí tienes que ser estricta con las pautas que te ha indicado y tener en cuenta esta circunstancia. Si miedos pero sí con ciertos cuidados.
Si tu embarazo ha sido considerado de riesgo por el profesional al que has acudido para que vaya controlando todo tu proceso de gestación, significa sobre todo que durante el mismo vas a necesitar de una atención especial y de un control más frecuente y estricto que en un embarazo de los considerados normales. Como es lógico hay distintos grados de riesgo, algunos son más graves y otros menos preocupantes y eso varía según distintos factores que por supuesto habrá tenido en cuenta tu ginecólogo y te habrá podido explicar con tranquilidad.
Las madres menores de diecisiete años y las que superan los treinta y cinco son más propensas a tener problemas que durante el embarazo se pueden traducir en algún tipo de riesgo para el bebé. Enfermedades que la madre haya podido padecer antes de quedarse embarazada o que pueden aparecer de repente durante la gestación pueden producir graves secuelas al feto e incluso el aborto. Por eso es más que conveniente que te cuides y que así: le cuides a él o a ella también.
También los embarazos múltiples se consideran de riesgo por los profesionales dada la alta probabilidad que presentan de derivar en un parto prematuro. Los abortos de repetición por diversas causas, el hecho de tener ya un hijo con algún tipo de malformación o problemas en un embarazo anterior aunque haya finalizado con éxito, son ya motivos para que el médico diagnostique que nos encontramos ante un embarazo de riesgo y que lo que hay que hacer, normalmente, es tomar una serie de precauciones que sí pueden hacer este periodo un poco más complicado pero nada más.
Por supuesto, no podemos descartar los problemas o complicaciones que se detectan durante la gestación como crecimiento retardado del feto, cromosopatías, alteraciones del líquido amniótico o del ritmo cardiaco del feto, envejecimiento de la placenta o cualquier factor que provoque sufrimiento fetal y que el médico considere de riesgo para el futuro bebé y ante el que hay que actuar.
Como prevención no está nunca de más que todas aquellas mujeres que estén planeando la posibilidad de quedarse embarazadas hagan una consulta previa a su ginecólogo para poder detectar y solucionar a tiempo algunos de los posibles problemas que pudieran darse, que no tienen por qué darse pero que siempre es mejor para todos que los descartemos o los atajemos con tiempo de sobra. En esto como en todo también es mejor prevenir que curar.

La embarazada vegetariana

Superado el mito ese de que hay que comer por dos cuando se está embarazada, lo que no se debe olvidar es que si normalmente, en nuestra vida diaria siempre deberíamos alimentarnos correctamente, si estamos gestando aún con mayor motivo. Nuestra alimentación va a repercutir directamente en una de las personas a la que más vamos a amar a lo largo de nuestra vida: en nuestro hijo.
No importa tanto si somos vegetarianos u omnívoros, lo que importa y mucho es que desde el mismo momento en el que planeamos tener un hijo o desde el mismo momento en el que nos confirman que estamos embarazadas, nuestra alimentación debe ser por encima de todo completa y equilibrada.
Si nuestra opción es el vegetarianismo no hay mayor problema si nos planteamos hacer una revisión de nuestros hábitos alimenticios adaptándolos a nuestras nuevas necesidades para no comprometer el desarrollo y el crecimiento fetal de nuestro hijo y para evitar o paliar en la medida de nuestras posibilidades, las futuras dolencias o molestias gástricas e intestinales que vamos a padecer durante la gestación. Nadie dijo que esto fuera fácil... pero aquí estamos.
Desde el punto de vista nutricional una dieta que se fundamente en cereales, verduras, hortalizas, fruta, legumbres, semillas, frutos secos, huevos y lácteos es una dieta completa, siempre y cuando las cantidades sean ajustadas y las combinaciones de alimentos también.
El veganismo (la misma dieta sin huevos y lácteos) sin embargo, sí puede plantear durante el embarazo una carencia de vitamina B12, de hierro, de calcio y de otros nutrientes, por lo que esta opción implica que suplementemos nuestra dieta con productos específicos que eliminen estas carencias.
El hierro es básico durante el embarazo por eso tenemos que plantearnos que es imprescindible su correcta absorción, para eso nos puede ayudar la ingesta de alimentos ricos en vitamina C ya que esta vitamina aumenta la absorción del hierro vegetal que se encuentra en productos como las legumbres, los cereales y los frutos secos y desecados; por otra parte la vitamina C es conocido que abunda en los cítricos, en el kiwi, en las fresas, en los tomates,...
Además los germinados de cereales y de legumbres, también aumentan la cantidad de hierro que es asimilable por el organismo.
Las proteínas son imprescindibles a diario mientras estamos en periodo de gestación. Son imprescindibles para la síntesis y la regeneración celular y son vitales para el crecimiento y el desarrollo de nuestro futuro bebé. Las proteínas de origen vegetal las encontramos sobre todo en frutos secos, semillas, legumbres, cereales y las de origen animal abundan en los lácteos y sobre todo en los huevos, dos productos en los que también abundan las vitaminas del complejo B12 que nos van a hacer mucha falta durante esta temporada.
Los aminoácidos esenciales se encuentran en los vegetales que vamos a ir consumiendo de forma variada a lo largo del día, eso sí, combinándolos con cereales y legumbres para completar sus posibles deficiencias de nutrientes.
La soja es un alimento a tener muy en cuenta, tiene un 36% de proteínas de calidad semejante a las del huevo por lo que es un producto que debe formar parte de nuestra dieta durante el embarazo.
Las verduras deben formar parte de nuestra comida a diario o bien como primer plato o como ingrediente del segundo, tanto a mediodía como por la noche. La ensalada es la mejor opción ya que se aprovechan mejor los nutrientes, otra alternativa es el vapor que conserva más nutrientes que otros procesos (cocción,...) y mantiene el sabor propio de las verduras.
Una recomendación: la ingesta de nueces con moderación, ya que son una fuente de ácido linolénico, un ácido graso esencial.
Con estas recomendaciones y un poco de sentido común es evidente que el vegetarianismo no es incompatible con un buen embarazo.

Jugar para...crecer

No sólo nos debemos preocupar por su salud física, por su alimentación, por su vestido, también tenemos que preocuparnos de algo muy importante: que aprendan, que disfruten, en dos palabras: que jueguen. Los niños juegan para crecer y crecen jugando, sin darse cuenta de que mientras juegan aprenden, se relacionan, descubren: crecen.
Los bebés incluso en las primeras etapas de su vida son seres sociales, animales sociales que van a ir aprendiendo poco a poco a relacionarse con su entorno y su entorno (sus padres, su familia, sus amigos) le van a facilitar a que esa relación sea siempre lo más positiva posible. Cuando ya se sitúa en torno a los tres años de edad, el niño descubre también la dimensión social del juego. Sus primeros juegos han sido con papá y/o con mamá, aunque esta relación sigue siendo central en cuanto a importancia para él, poco a poco se va abriendo y va necesitando nuevas relaciones, relacionarse con iguales, jugar con otros niños, socializarse con su entorno. Primero le gustará estar con otros niños (es la etapa del juego en paralelo, cada uno a lo suyo pero mirándose de vez en cuando) y dependiendo de la evolución de cada uno y en torno a los 3 años ya va descubriendo que le gusta y le apetece jugar e interactuar con otros niños.
Los parques suelen ser los sitios más adaptados a estas nuevas necesidades sociales.
El desarrollo del niño sería como una carrera de vallas que va superando sin gran dificultad. En esas primeras etapas de relación el pequeño está en plena fase del “mío”, no quiere compartir y encima quiere quedarse con lo que no es suyo, está afianzando su propia personalidad para luego relacionarse con los demás. Los adultos tenemos la “complicada” misión de enseñarles a compartir y a no pegar a los demás niños. Es sólo un periodo más.
Aunque ahora quieran estar con niños, quieran relacionarse con iguales, no se han olvidado de jugar con sus padres y de lo mucho que les gusta hacerlo.
Pasar un rato pintando, jugando o simplemente viendo alguna de las películas que a ellos les gustan, junto a los adultos se convierte en uno de los momentos del día en los que más disfrutan los pequeños y los mayores, aunque a veces no nos damos cuenta de lo “ocupados” que estamos con asuntos mucho menos importantes que nuestros hijos. Compartir con ellos una actividad significa que ellos entiendan que son importantes, algo que los juguetes que les podamos comprar nunca les van a proporcionar.
Ellos se dan cuenta de todo y siempre presentan algún tipo de reacción, si en casa no hay tiempo para los más pequeños ellos lo buscarán a través de su conducta, de su comportamiento: hablará sin parar, o no parará de hacer preguntas a los adultos, o cambiará los horarios de sueño, o desafiará las ordenes que se le dan,... comportamientos todos ellos destinados a recuperar o a ganar la atención que necesita, para algunos niños es mejor una atención aunque sea negativa que no tener nada.
No siempre el juguete que nosotros consideramos más atractivo cumple los criterios y las expectativas de nuestros hijos, es lógico, sois dos personas distintas. De todos modos sí es bueno para él que cuando se va a adquirir algún juguete se tengan en cuenta una serie de criterios que van a ayudarnos a seleccionar el que realmente va a ser más adecuado para él.
Es importante que el juguete se adapte a la edad del niño ya que si le compramos uno que peque de demasiado sencillo o de demasiado complicado le aburrirá y no lo disfrutará. Es recomendable que el juguete en cuestión permita distintas opciones, distintos usos o formas de juego para que su atractivo no sea flor de un día, no está la economía como para ir dejando juguetes nuevos abandonados tras una primera sesión e incluso podemos pedirle al juguete que crezca con el niño, que se adapte a distintas edades y a distintas necesidades.
Por supuesto debemos comprobar que está bien construido, que es de buena calidad, que ha pasado los controles pertinentes como para que pueda ser usado por niños de esta edad en cuestión, que sea seguro y que no implique ningún posible peligro con el uso.
Sería estupendo que el niño/a pudiera desarrollar su imaginación cuando utilice sus juguetes, que no sea simplemente un espectador sino que se convierta en el actor protagonista de sus propios juegos, que los juguetes sean, por así decirlo, actores de reparto junto a él. Además el juguete puede ser una herramienta muy productiva a la hora de poder jugar también con otros niños de una forma cooperativa y no competitiva, que no genere conflicto y que de generarlo todos ganen.Muy importante y de lo que hay que huir en beneficio de nuestros propios hijos: de los juguetes que reproducen roles sexistas y de los que potencian un juego bélico y agresivo. No les ayudaríamos en absoluto si no tenemos en cuenta estos dos aspectos tan importantes para su desarrollo posterior como adultos. No se trata de prohibir nada pero sí de enfocar por ejemplo a los niños a jugar también con muñecas, como a las niñas a hacerlo con coches y por supuesto a obviar los juguetes en los que se premia la violencia, no merece la pena que formen parte de los recuerdos infantiles de nuestros hijos.

Zapatos para los primeros pasos



Cuando el bebé no camina no tiene ninguna necesidad de llevar zapatos, pero en el momento en el que comienza a mantenerse en pie, ya es imprescindible que escojamos el calzado más adecuado, el que le vaya a ayudar a dar correctamente sus primeros pasos. Una elección para la que tenemos que tener en cuenta una serie de aspectos.
La mayoría de los bebés nacen con el pie plano debido a que la planta está cubierta de una gruesa capa de grasa que va desapareciendo cuando comenzamos a caminar y los músculos y ligamentos que son de por sí extremadamente flexibles, se van estirando hacia arriba, así poco a poco va surgiendo el arco en el pie.
Normalmente los bebés comienzan a dar sus primeros pasos en torno a los 12 meses aunque cada uno tiene su propio ritmo y sus propias prioridades. Los primeros zapatos que debemos poner en los pies de nuestro bebé servirán para proteger sus pies y para darle una estabilidad que haga que se sienta seguro en esta nueva posición. Este calzado debe ser flexible para que se adapte a sus movimientos pero a la vez tener la suficiente consistencia como para sujetar el tobillo, es bueno que estén reforzados en el talón y la puntera y debemos tener en cuenta que si están fabricados en piel o nobuck van a facilitar la transpiración lo que va a evitar las rozaduras en su delicada y frágil piel.
Importante: que la suela de sus zapatos sea de caucho o goma y como ocurre con los zapatos de los adultos, que tenga algún dibujo o algún grabado que consiga evitar los resbalones. Son más cómodos de poner los zapatos que tienen cierre y aún más si este es de velcro y no con hebillas o cordones.
Los zapatos que pongamos a nuestros bebés no deben ser puntiagudos ni deben quedarles ni apretados ni demasiado sueltos, tienen que adaptarse a la forma y a la medida de sus pies. Sí es verdad que es recomendable que sean en torno a un centímetro mayores que el propio pie para evitar roceduras, que los dedos se monten, que aprieten demasiado por el uso de calcetines y es vital revisarlos de forma regular para comprobar que no se les han quedado pequeños antes de que nos hayamos dado cuenta. Sus pies no paran de crecer y debemos facilitarles un desarrollo sano y normal.
Como pasa con los adultos, el momento ideal para comprarle calzado a nuestro hijo es por la tarde porque es cuando tienen el pie un poco más dilatado.
Lo que tenemos que tener muy claro es que en los pies de nuestros hijos no podemos plantearnos ahorrar comprándoselos más grandes de la cuenta porque esto podría deformarle los pies.
En esto como en todos hay opiniones de lo más diversas, algunos especialistas en ortopedia infantil aconsejan que los pies de los niños deben estar libres para su mayor y mejor desarrollo y que sólo debemos calzarles cuando salimos de casa con ellos para potegerlos del clima y otros factores. Se basan en que en las culturas en las que no se usa calzado los pies presentan menos malformaciones, son más sanos, más fuertes y más flexibles. Por eso también a la hora de elegir un calzado se busca el que más nos dé la sensación de ir descalzos.
Para esta línea de estudio tampoco son recomendables las plantillas con arco o de ninguna especia para dar soporte al pie y es prioritario que cuando el niño se encuentre en un lugar seguro se le permita caminar descalzo.

Lactancia Materna: los primeros días.

La leche materna es el producto más completo que podemos ofrecer a nuestros pequeños desde el mismo momento en el que llegan al mundo, se ajusta a sus necesidades de inmediato, les protege de infecciones y virus y modifica automáticamente su composición en función del crecimiento del bebé. Además, la propia producción de leche materna se adecua a la demanda y a las necesidades del bebé dependiendo de sus periodos de crecimiento. Es un alimento vivo que da vida.
No existe leche materna de baja calidad según dicen los profesionales y los expertos en esta materia, la leche materna siempre se adecua al bebé y al menos durante los primeros meses es todo lo que este necesita en lo que a alimentación se refiere. Durante los primeros días, la leche es más amarillenta, es lo que se denomina como “calostros” y contiene mayor cantidad de proteínas y sustancias antiinfecciosas. Pasados los primeros días aparece la leche madura que aparentemente es más acuosa en comparación con el calostro porque su componente graso aparece al final de la toma, pero continúa aportando todos los nutrientes que el bebé necesita. En los partos que han sido realizados mediante cesárea, la conocida “subida de la leche” se puede demorar un poco más pero no por eso se debe dejar de ofrecer el pecho al bebé, eso sí, es muy importante encontrar una posición que no moleste a los puntos de la intervención. En caso de que exista un problema más específico como parto prematuro, labio leporino, síndrome de Down,... es conveniente que se consulte antes con el pediatra que valorará las circunstancias específicas.
El principal estímulo que induce a la producción de la leche es la succión del niño, por eso es más que recomendable poner al pecho al niño en las primeras horas de vida. Cuantas más veces se agarre el bebé al pecho de la madre y cuanto mejor lo vacíe, más leche producirá. La cantidad de leche se ajusta matemáticamente a lo que el niño toma y a las veces que este vacía el pecho. Además, el contacto de piel con piel en las primeras horas de vida de nuestro pequeño le relaja, le tranquiliza, le aporta confianza y hace que el duro momento del nacimiento se suavice para él. Durante los primeros meses, algunos expertos recomiendan que no se ofrezca al bebé ni chupetes ni biberones, estos últimos porque además no los necesita. Una tetina no se “chupa” con la misma técnica que el pecho por lo que el pequeño puede confundirse y agarrarse al pecho peor o con menor frecuencia, algo que puede ser muy negativo para la lactancia materna. Además, la “confusión” también puede degenerar en problemas para la madre como las dolorosas grietas en el pezón, la mastitis y a la larga la falta de leche suficiente.
No es necesario lavar el pecho con jabón después de cada toma, eso incluso puede ayudar a la formación de grietas ya que el jabón puede ser demasiado abrasivo con la piel de la zona, lo único recomendable es la ducha diaria y secar bien el pecho tras las tomas. Las grietas de aparecer que no siempre tienen por qué hacerlo, lo harán por una mala posición del niño en el pecho, algo que se supera con la práctica y con el consejo de matrona, enfermera, pediatra o expertas en lactancia materna.
Cada bebé es un mundo, como cada mamá, como cada adulto y cada uno necesita un tiempo para completar una toma, esto es de lógica. Además, la composición de la leche no es igual al principio de la toma que al final, ni en los primeros días o cuando el bebé supera los 6 meses. La leche del principio de la tetada es más acuosa pero tiene más cantidad de proteínas y azúcares que la del final que está más cargada de grasa y de vitaminas. Por todo ello es evidente que sobran las reglas fijas y los tiempos fijos, es mejor ofrecer el pecho “a demanda”, las necesidades de cada pequeño pueden ser de lo más diversas como los tiempos entre una y otra toma. Tampoco es aconsejable que se limiten los tiempos de duración de las tomas, algunos niños obtienen lo que necesitan enseguida y a otros les cuesta más tiempo conseguirlo. Lo ideal es que las tomas duren hasta que el niño se suelte espontáneamente del pecho. Algunos niños consiguen todo lo que necesitan sólo de un pecho y otros necesitan en cada toma vaciar ambos, en esto tampoco hay reglas fijas y nosotros no podemos ponerlas, de eso se encargan los peques. Lo recomendado por los expertos es que se permita al bebé terminar con un pecho antes de ofrecerle el otro, lo importante no es que mame en cada toma de ambos sino que se vacía completamente aunque sólo sea uno de ellos.
Es evidente que tomar el pecho es más que tomar el biberón, es muy diferente, el contacto corporal y la comodidad tanto del bebé como de la mamá son fundamentales. El bebé va a encontrar alimento en su madre además de consuelo, tranquilidad, paz, calor, seguridad, ... Una mala posición o un mal agarre pueden causar molestias fundamentalmente a la madre. El agarre se facilita colocando al bebé girado hacia la madre, con su cabeza y cuerpo en línea recta. No debe tener el cuello torcido o demasiado flexionado o extendido, la cara debería mirar hacia el pecho y la nariz situarse frente al pezón. En posición sentada, es conveniente que la madre mantenga la espalda recta y las rodillas ligeramente elevadas para prevenir dolencias de espalda. Además, la cabeza del lactante debe situarse en el antebrazo y no en el hueco del codo. Es útil apoyar las nalgas del niño y no solo su pequeña espalda. Una vez bien colocado, la madre puede estimular al pequeño rozando con el pezón sus labios para desplazar suavemente al bebé hasta el pecho. El niño se va a agarrar más fácilmente si se le acerca desde abajo, la intención es que el niño introduzca en su boca tanto pecho como le sea posible y coloque su labio inferior alejado de la base del pezón para que le succión sea más eficaz. Es posible incluso dar el pecho a dos hermanos gemelos a la vez, lo cual parece extremadamente complicado, bueno pues es posible y las madres llevamos siglos haciéndolo... Son tantos los beneficios de la lactancia para el bebé y para la madre que no podemos dejarnos vencer por el agotamiento o la desesperación. Es cierto que es duro y complicado compatibilizarla con el resto de nuestra vida pero por eso mismo, es más que recomendable aceptar toda la ayuda que pueda ofrecerse a la madre para descargarla de cualquier otro tipo de tareas, sobre todo durante las primeras semanas, hasta que se readaptan horarios y hábitos. La ayuda, el apoyo y la comprensión son elementos esenciales para el buen desarrollo de la lactancia.

El chupete


Puede ser el mejor amigo de nuestro hijo o convertirse en un problema. Todo lo que conlleva el uso y el abuso del chupete nos facilita durante una temporada y nos complica después la convivencia con nuestros pequeños. ¿Valen la pena los quebraderos de cabeza? ¿Son rentables a la larga, los ratos de tranquilidad mientras succionan su chupete?
El chupete es uno de los primeros útiles que nos regalan incluso antes de que llegue al mundo su usuario principal, nuestro hijo. El chupete le tranquiliza, le calma y con este fin y con este consejo, la mayoría de los padres introduce en la rutina diaria de sus pequeños el uso de este objeto. No nos engañemos, no hay que pensar mucho para derse cuenta de que se trata de una introducción artificial (muchos niños lo rechazan y no hay manera de que lo admitan nunca) que va a modificar el comportamiento de nuestros hijos con toda una serie de ventajas y de desventajas añadidas. Sí que es cierto que cuando nuestro bebé se encuentra en el útero materno, comienza a chuparse los dedos. Es una forma de ir tomando conciencia de su propio cuerpo pero además, esta succión le tranquiliza porque en su boquita se encuentran una gran cantidad de terminaciones nerviosas que se relajan con el reflejo de succión. Este hábito se mantiene cuando nace y por eso muchos padres ven en el chupete una llave para conseguir un poco de tranquilidad en casa.
Lo habitual es que los padres tratemos de organizar la vida de sus hijos desde los primeros días, que intentemos regular sus horarios para adaptarlos a los del resto de la familia. Para eso, el chupete parece ser un aliado. Los niños alimentados al pecho tienen unos horarios más caóticos, comen con más frecuencia, las tomas son menos distanciadas y algunos padres creen que introduciendo el chupete pueden “engañar” el hambre de sus hijos para irles regularizando las tomas.
Además, hay padres que creen que con el uso del chupete se mejoran los cólicos del bebé, relacionados con el gas que produce su pequeño intestino, pues bien, está demostrado que los bebés con cólicos no mejoran por el uso de este utensilio. De hecho, algunos pediatras no recomiendan el uso del chupete por parte de bebés menores de un mes por el aumento del riesgo de aspiración del propio vómito.
También hay padres que con la introducción del chupete en la boca de sus hijos pretenden que estos no se chupen sus propios dedos, lo que pasa es que no caen en la cuenta de que cuando sus peques tengan el hábito de chupar y ya hayan decidido que es tiempo de dejar el chupete, comenzarán a chuparse sus dedos... y esos no se los podemos quitar...
Con o sin chupete, el pequeño va a descubrir que sus dedos y sus manos son buenos para chupar, además cuando los niños son pequeños la boca es fuente de información fundamental “llevarse las cosas a la boca” es su mayor deseo porque es su forma de aprender y de descubrir el mundo que les rodea. Aunque puestos a elegir, sí que es cierto que el chupete va a deformar menos el paladar del bebé que si se habitúa a chuparse sus propios dedos.
Visto lo visto, las recomendaciones del chupete son bastante escasas y sin embargo los posibles problemas u quebraderos de cabeza a posteriori, son numerosos. En todo caso, en lugar del chupete, siempre se pueden emplear otros métodos para relajar al bebé, como cantarle, frotarle o masajearle el cuerpo,... y un largo etcétera que nos indicará sobre todo el sentido común y las circunstancias en las que nos encontremos.
Según un estudio publicado por La Liga de la Leche, organización internacional que apoya a todas las madres que deseen amamantar a sus hijos, hay una relación directa entre la succión correcta o incorrecta, el uso del chupete y el éxito de la lactancia. Según este estudio publicado por la asociación en Suecia, en 1987, disuadir del uso del chupete contribuye al éxito de la lactancia.
Es necesario que los padres estén muy atentos a los posibles problemas que puede causar el uso descontrolado del chupete ya que está comprobado que afecta a la dentición, que favorece la incidencia de bacterias y que puede perjudicar el habla del niño en un futuro, además los chupetes también pueden hacer que el niño se acostumbre a respirar por la boca.
Hace poco tiempo que el Ministerio de Salud de Brasil ha determinado que los fabricantes de chupetes y biberones tienen que alertar al consumidor de los posibles problemas que puede generar en los bebés el uso de estos productos para concienciar de este modo a la población.
La Academia de Odontología General recomienda que el niño deje el chupete antes de entrar en la escuela. Se puede ir cambiando el chupete por vasos para sorber que fomentan además el desarrollo de la coordinación entre la vista y las manos, ya con tres años se puede hablar con el niño y plantearle que ya es mayor, que ya va a la escuela y que ya no necesita el chupete que usaba cuando era bebé; se pueden poner metas al pequeño, eso sí, la reafirmación positiva funciona con niños de más de un año y sobre todo, papás, no hay que frustrarse ni enfadarse si no se consigue el éxito esperado en el tiempo esperado.
De cualquier modo si ya es demasiado tarde para evitar que el chupete entre en nuestras vidas y demasiado pronto para sacarlo, tenemos que tener en cuenta una serie de aspectos, para evitar que las caídas al suelo del chupete sean frecuentes sería bueno utilizar una cadenita de seguridad que engancharíamos en la ropa del pequeño, siempre con mucha precaución y huyendo de los imperdibles como método de sujeción. Son más habituales ahora los clips menos peligrosos para la seguridad de los bebés. Hay que cuidar siempre la la higiene de la tetina, que el chupete no se caiga al suelo y de caer, lo lavaremos con agua del grifo, preferiblemente agua caliente, así evitamos que la suciedad o los gérmenes puedan provocar dolores de tripa a nuestro hijo.Y siempre, antes de comenzar a usarlo sopesar los pros y los contras que el uso del chupete conlleva a corto, a medio y sobre todo a largo plazo y los posibles beneficios que comporte su uso no sólo para nosotros sino, lo más importante, para nuestro bebé.

"Con dos años, dos flores". Miguel Hernández.

Con dos años, dos flores
cumples ahora.
Dos alondras llenando
toda tu aurora.
Niño radiante:
va mi sangre contigo
siempre adelante.
Sangre mía, adelante,
no retrocedas.
La luz rueda en el mundo,
mientras tú ruedas.
Todo se mueve,
universo de un cuerpo
dorado y leve.
Herramienta es tu risa,
luz que proclama
la victoria del trigo
sobre la grama.
Ríe. Contigo
vencerá siempre al tiempo
que es mi enemigo.