miércoles, 6 de junio de 2007

Pequeños pero... valientes

Casi un 9% de los recién nacidos españoles son prematuros, o lo que es lo mismo, niños que nacen sin haber llegado a término el embarazo, antes de las 37 semanas de gestación. De este 9% de neonatos, el 85% de menos de kilo y medio de peso consigue salir adelante, según datos facilitados por la Sociedad Española de Neonatología. Son datos para estar contentos, desde luego, aunque también sería interesante saber las razones de que el embarazo no haya sido llevado a término. ¿Por qué son prematuros?
La tasa de prematuridad en nuestro país se ha duplicado en los últimos 10 años, algo muy llamativo, sobre todo si a este dato se le añade que ha aumentado también el número de bebés que nacen con un peso inferior al kilo y medio. El incremento, según los expertos se debe en gran medida al aumento del número de embarazos múltiples provocados por las técnicas de reproducción asistida, hay más niños prematuros porque hay más gemelos y/ o mellizos e incluso trillizos que en épocas pasadas. ¿Y esto por qué puede ser? Por qué cada vez se emplean más estas técnicas... el ambiente de estrés de la mujer, la edad con la que se tiene el primer hijo que ya está en torno a los 30 años,... todos ellos son factores que influyen.
Como cabe esperar, el número de niños prematuros en España es más elevado en las comunidades autónomas en las que también existe mayor natalidad como son Andalucía, Catañuña, Madrid y en último lugar la Comunidad Valenciana.

Para las autoridades sanitarias españolas, la prematuridad se considera un problema de salud por los costes que conlleva para los centros sanitarios aunque también reconocen que es un gasto más que justificado ya que se trata de niños con unas expectativas de vida extraordinarias. Son pequeños valientes y mucho más fuertes de lo que su aspecto nos hace apreciar. Es evidente que los más pequeños son los más vulnerables y los que más difícil lo tienen, por ello los neonatólogos coinciden en poner una barrera tope a partir de la cual no se debe intervenir y esta está en por debajo de las 23 semanas de gestación y los 500 gramos de peso, unas cifras que marcan la posibilidad de sobrevivir y de padecer menores secuelas durante el resto de sus vidas.

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