jueves, 22 de febrero de 2007

Primeras palabras


Suele ser en torno al primer año, suele ser mamá o papá, los hay que tardan más y los hay más precoces, en esto como en todo, cada bebé tiene su propio ritmo y no podemos ni debemos forzarle aunque nos muramos de ganas por oirles llamarnos. No deberíamos pero aún así solemos comparar a unos bebés con otros y lo que realmente deberíamos observar es si pudieran existir o no posibles dificultades.
Los bebés comunican sus necesidades de manera inmediata y expresan lo que les gusta y lo que no en un primer momento a través de su conducta, primero hablan con sus cuerpos y después aparecen los primeros “ruidos” que llegan mucho antes que las palabras o balbuceos, aunque las traducciones que hacemos los padres y las madres suelen estar bastante bien ajustadas a sus deseos, las primeras palabras a veces se hacen de rogar. Las palabras más comunes suelen ser: mamá, papá, agua, yaya,...
No hay una fecha que marque cuando los bebés deben empezar a hablar, pero sí hay periodos descritos por los especialistas para empezar a hablar y en los que influye mucho el carácter y la estimulación del niño, cuando un bebé, por ejemplo cuenta con hermanos mayores, siempre empieza antes a decir sus primeras palabras.
Según los especialistas hay un límite de 16 meses para que el bebé comience a comunicarse a través de sonidos, 20 meses para decir alguna palabra y 24 meses para formar frases de dos palabras.
Se puede estimular poco a poco el lenguaje del bebé empleando frases cortas que sean comprensibles, apoyándose con gestos para que entienda mejor lo que le dices, mostrando alegría cuando él se expresa verbalmente.
Cantar tiene un papel fundamental en el proceso de aprendizaje del niño, de bebés la música les tranquiliza, les entretiene y les distrae y según van adquiriendo vocabulario, según van utilizando el lenguaje para hacerse entender, el hecho de cantar les ayuda a desarrollar su inteligencia, su creatividad y su imaginación. Las rimas de las canciones y la repetición de estrofas les llaman mucho la atención y aún más si las canciones van acompañadas de gestos y de movimientos que también se repiten rítmicamente de manera acompasada. Para los más pequeños, cantar es muy bueno porque les ayuda de una manera lúdica a reforzar su incipiente memoria, siempre es más fácil recordar las cosas en forma de poesía. El niño que canta y al que le cantan comenzará a hablar más rápido; tararear, cantar, aplaudir, bailar, zapatear y tocar instrumentos (aunque sean golpes a nuestros oídos) les ofrece la posibilidad de expresarse y de descubrir un nuevo mundo lleno de creatividad, algo que les hace disfrutar y que les estimula positivamente al mismo tiempo. Aunque pueda parecernos extraño a los adultos, seguir el ritmo de una canción dando palmas o cantando rimas en un orden determinado, les ayuda a familiarizarse nada menos que con conceptos matemáticos que además les va a estimular también a que desarrollen poco a poco su propia lógica.
Los niños son además y sobre todo muy prácticos así que si se hacen entender de cualquier forma que les requiera poco esfuerzo van a explotarla, en nuestra mano estar acomodarnos a sus “comodidades” o ir poco a poco “empujándoles con cariño” para que den un paso más adelante con nuestra ayuda, en este caso en el terreno de la comunicación oral.

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