jueves, 13 de marzo de 2008

Ayudándoles a aprender... jugando

Desde que nace o incluso.... desde antes de nacer, nuestro hijo siempre, siempre está aprendiendo, nosotros podemos ayudarles, podemos facilitarles el aprendizaje e incluso podemos hacer que sea tan positivo como divertido, casi nada. Hay que tener en cuenta que el cerebro de nuestros hijos, no termina de crecer simplemente por el hecho de haber nacido, de estar aquí con nosotros. Los bebés nacen con una cantidad enorme de células en su cerebro que durante los tres primeros años de vida deben ir interconectándose unas con otras, unas conexiones que nos ayudan a ir controlando lo que pensamos y por supuesto, lo que hacemos.
La receta es bien sencilla, nosotros les facilitamos algunos de los ingredientes principales pero después, las dosis y la imaginación siempre, siempre corre de su cuenta....
Ponga a su alcance cosas con las que pueda jugar y no se trata siempre de que sean juguetes típicos o al uso, sino objetos que llamen su atención, utensilios que sean seguros, que pueda meterse a la boca, que pueda coger, manipular, que no sean peligrosos para él.
Ponga cerca cosas que pueda y que quiera mirar, un móvil de colores vivos por ejemplo, incluso fotos de caras de la familia o dibujos con colores llamativos, objetos que llamen su atención.
Háblele, cuéntele cosas, lo que hace, lo que piensa, cuéntele cuentos, no crea que él no le entiende... su bebé le entiende a su manera y eso ahora es muy importante.
Llévele a diferentes lugares incluso dentro de la propia casa, si es fuera mejor, que descubra sitios nuevos, sonidos nuevos, olores nuevos,...
Acarícielo, abracelo, toquele que él sepa siempre que sus papás le quieren le protegen, le tranquilizan, le responden cuando necesita algo porque si le llama, si llora, puede estar seguro de que es por algo. Los bebés crean un lazo muy fuerte con aquellas personas que les cuidan con ternura y con amor, de hecho así pueden desarrollar un aprendizaje más rápido.
Incluso de adultos podemos seguir aprendiendo así que no menosprecie la capacidad de aprendizaje de su hijo porque simplemente sea pequeño porque para que lo sepa, el cerebro de su hijo ahora trabaja más rápido que el suyo... aunque no se lo crea.

Pero no se agobie ni le agobie, no se preocupe en exceso del cerebro de su bebé, quizás sea mejor mostrarle que le quiere y no obsesionarle con un aprendizaje que si deja de ser divertido también deja de ser positivo. No se trata de disponer del juguete más caro o el video más rebuscado sino de proporcionarle más tiempo a su pequeño, un tiempo de cariño y de tutela.

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