jueves, 15 de marzo de 2007

Cenas para dulces sueños...

Que no se trata de cebar a nadie pensando que así va a dormir mejor, que eso si no funciona con los adultos ¿por qué lo iba a hacer con nuestros hijos?. No, la idea más bien es la de distinguir un poco más y mejor entre aquellos alimentos que favorecen un buen sueño y los que no, aquellos que pueden influir en que nuestro hijo duerma mejor o peor.
Empezamos por los lácteos, el vaso de leche con chocolate calentito de antes de ir a la cama, o leche sola, o el yogur de la cena,... los lácteos en general son beneficios para conciliar el sueño porque contienen una sustancia llamada triptofano, por eso abuelas y madres a través de la experiencia ya sabían que el vaso de antes de dormir con leche un poco templada podía ayudar y mucho a que toda la familia descansara mejor.
Los hidratos de carbono de asimilación lenta también son alimentos que favorecen el sueño: el arroz, la patata (mejor si es cocida), la pasta, la avena... Y entre las verduras y hortalizas conviene destacar primero de todas la lechuga, que es un auténtico ayudante a la hora de dormir (el problema puede ser la textura poco agradable para el paladar de algunos niños pero aquí se puede convertir en crema de lechuga y el efecto relajante es el mismo). También destacan los guisantes, la soja y el tomate.
Conviene evitar en la medida de lo posible y sobre todo en grandes cantidades la ingesta de productos cárnicos si queremos tener un buen descanso. Es obvio también que para cenar están prohibidas las bebidas con excitantes como los refrescos de colas que además contienen gases que hacen más lentas las digestiones y no dejan que el cuerpo se relaje, algo fundamental para conciliar el sueño.
Algunas posibilidades de cenas para un buen sueño podrían ser: pasta con queso rallado y tomate, tortilla francesa con queso tierno y ensalada (o crema) de lechuga, ensalada de palitos de cangrejo con maíz, lechuga, queso fresco y pasas; arroz integral con gambas, pollo con cebolla y almendras y de postre un batido de plátano y yogur o un buen vaso de leche templada con unas galletas,...
Es cierto que cualquier tipo de cena con exceso de cantidades no beneficia la inducción del sueño, no confundir con irse a la cama sin cenar que no se trata de eso. Los extremos no son recomendables nunca y menos en temas relacionados con la alimentación.
Y además de la cena, todo lo que acompaña a la rutina del sueño es más que recomendable (baño, pijama, cuento,...) y en la medida de lo posible es conveniente evitar que esa rutina se altere en exceso. Dejar que pase un tiempo más o menos lógico antes de ir a dormir también es un buen consejo porque así evitamos que la digestión dificulte el inicio del sueño del niño, los expertos recomiendan al menos hora y media de separación entre la cena y la cama, aunque no siempre es posible.

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