martes, 13 de marzo de 2007

Los antojos

Las leyendas dicen que suelen ser fresas con nata o chocolate a altas horas de la madrugada, pero algunas embarazadas sueñan con pepinillos en vinagre y alimentos mucho más cotidianos. Hablamos de los famosos antojos de las mujeres embarazadas que no siempre aparecen pero que de hacerlo tampoco tienen que preocuparnos, incluso se pueden convertir en divertidas anécdotas con el paso del tiempo.
No una ni dos, son muchas las mujeres que de repente, sin planearlo previamente, un día (o una noche) sienten unas ganas repentinas y arrolladoras de comer algo especial, sobre todo algo totalmente inesperado.
Una de las posibles causas de esa apetencia está sin duda en los intensos cambios metabólicos y hormonales que experimenta el cuerpo de la mujer durante el proceso del embarazo.
Son los famosos “antojos”, conocidos a lo largo de la historia y padecidos por numerosas mujeres. La cultura popular señala que estos antojos de las mujeres embarazadas deben ser satisfechos lo antes posible porque de no hacerse, el bebé nacerá con una mancha en la piel semejante al producto solicitado por la mamá (fresas, chocolate, jamón,...). Por supuesto se trata de una creencia sin el más mínimo fundamento, aunque eso sí, los caprichos alimenticios de las embarazadas sí que son una realidad.
En esto como en todo, se han sostenido distintas teorías al respecto dependiendo del momento histórico. El estado de ánimo de la futura mamá y los intensos e inmensos cambios que conlleva el embarazo pueden generar un deseo agudo de un alimento en especial, el cuerpo es inteligente de por sí y a veces solicita lo que necesita a modo de apetitos selectivos.
También ocurre con bastante frecuencia que durante el embarazo, la futura mamá experimenta cambios en sus gustos alimenticios y algo con lo que ha disfrutado antes de quedar embarazada se convierte en incomible durante el embarazo, son variaciones relacionadas con los cambios en la sensibilidad gustativa que se producen.
Se puede decir sin ningún miedo que estas apetencias nuevas o las aversiones recientes, no son de importancia si no afectan a la buena alimentación de la gestante, sobre todo en los primeros meses del embarazo. El peligro que tienen los “antojos” es que a veces se puede comer de ellos en exceso o se pueden incluir de nuestra dieta, con lo que influyen en el aumento de peso tanto de la madre como del futuro bebé.
Aplicando a esto como a todo el sentido común, es evidente que cualquier persona (sin necesidad de estar embarazada) puede sentir repentinas ganas de comer o de beber algo que hacía tiempo que no tomaba, eso nos ha pasado a casi todos y esto demuestra que no es exclusivo de las embarazadas aunque por los cambios de este proceso es más probable que ocurra durante la gestación, lo que también deja claro que no se trata de una invención de la mujer que agradecerá mucho la comprensión y el tacto de su pareja ante esta situación, uno excusa más para demostrar comprensión y cariño en uno de los momentos en los que las emociones y los sentimientos se disparan.

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