jueves, 29 de marzo de 2007

Víctimas silenciosas

Es sin duda una de las lacras de nuestra sociedad supuestamente civilizada. La violencia machista ejercida dentro del hogar se lleva por delante cada año la vida de demasiadas mujeres, muchas de ellas también madres además de víctimas. Quedan desvalidos, desamparados, solos y afectados, muy afectados, sus propios hijos. Porque la violencia de género, la violencia machista, siempre afecta a los hijos.
Los niños y niñas siempre son víctimas de la violencia de género, de forma directa o indirecta, pero siempre víctimas. Pero no sólo de la violencia en su hogar, sino también del desamparo posterior, porque por el momento, el sistema de protección no contempla a los niños como víctimas así que son muy escasos los recursos terapéuticos o educativos específicos que desde el estado se desarrollan para poder atender a estas víctimas silenciosas.
Ante esta situación tan crítica y tan injusta, la ONG “Save the children” ha estado llevando a cabo más de 250 entrevistas a profesionales, mujeres, niños y niñas víctimas de la violencia machista en Euskadi, Galicia, Cataluña, Islas Baleares, Comunidad Valenciana, Madrid y Andalucía. Con todos estos datos ha elaborado un interesante estudio con el que llegan a una conclusión meridianamente clara: los niños y niñas SI son víctimas también de la violencia de género y como tales víctimas tienen que ser atendidos y contemplados por el sistema de protección.
Los niños y niñas que viven situaciones de violencia de género en sus hogares está demostrado que tienen problemas de aislamiento, de inseguridad y en algunos casos de agresividad, tienen problemas para integrarse, tienen déficit de atención y por supuesto, un bajo rendimiento escolar. Sufren y eso se aprecia en que padecen síntomas depresivos como puede ser el llanto, la tristeza y el aislamiento incluso plantean conductas regresivas (sobre todo los más pequeños) como puede ser la eneuresis o la ecopresis. Tienen dificultad de expresión y manejo de emociones, interiorizan porque aprenden modelos violentos de conducta con lo que pueden llegar a repetirlos tanto como víctimas como agresores. En algunos casos, en demasiados casos, los niños son tan víctimas como la madre y llegan a morir a manos de su agresor.
Algunos testimonios ofrecidos por los profesionales entrevistados por “Save the children” para este estudio son estremecedores como el de una trabajadora social quien decía textualmente que “un niño de 2 años llamaba a su madre “puta” porque creía que se llamaba así, su padre lo hacía”.
No hay soluciones mágicas a pie de calle pero no es justo que se robe la infancia, el futuro, la vida de un niño.

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