miércoles, 14 de marzo de 2007

El bebé es celíaco.

No hay que asustarse. Se trata de una enfermedad crónica con la que se convive durante toda la vida. Lo importantes es que a partir de ahora hay que tener en cuenta toda una serie de nuevos aspectos en torno a nuestra vida diaria, más concretamente en torno al día a día de nuestro hijo. Aspectos que debemos cuidar y que nunca, bajo ningún concepto podemos olvidar porque va en ello el bienestar y la calidad de vida de nuestro pequeño.
La enfermedad celíaca o lo que es lo mismo, la intolerancia al gluten, es una enfermedad mucho más frecuente de lo que en un primer momento nos puede parecer. Según recientes estudios se sabe que 1 de cada 150 niños la padece.
En este asunto, como en todo, cada afectado la desarrolla en distinta medida y sus reacciones son también diferentes, se dan casos incluso de niños que padecen esta enfermedad sin presentar síntomas o son unos síntomas tan leves que son los padres los que no aciertan a distinguirlos.
Los estudios sobre esta patología vienen de antiguo pero es en 1950, cuando el pediatra W.Kare Dicke, demostró que excluyendo los productos que contenían trigo, avena y centeno de la alimentación de los afectados por la enfermedad celíaca, esta remitía. Si se sustituían estos productos por arroz y maíz, el apetito de los afectados aumentaba, la absorción de las grasas por el organismo mejoraba y la diarrea grasa tan frecuente, desaparecía. Es curioso que apreciara esto precisamente en un periodo de carencia de alimentos, concretamente de trigo, durante la II Guerra Mundial y con posterioridad cuando se volvió a disponer de trigo, cebada y centeno por parte de la población, también pudo corroborar como la enfermedad celíaca volvía a sus orígenes.
Para el celiaco (niño o adulto) la ingesta de gluten conlleva que las vellosidades de su intestino delgado no puedan absorber adecuadamente los nutrientes de una alimentación equilibrada lo que desemboca en una mala nutrición.
Hay intolerancias de los bebés como las del huevo o la lactosa que se suelen superar con el paso del tiempo, la intolerancia al gluten no es una de ellas.
Cuando se elimina el gluten de la dieta del niño, las vellosidades de su intestino delgado vuelven a regenerarse pero si por error o desconocimiento se vuelve a ingerir el problema regresa.
La intolerancia al gluten de nuestro pequeño nos tiene que quedar claro desde el principio que es para siempre. Un niño afectado de celiaquía nunca podrá asimilar el gluten. Si se le han dado alimentos con gluten sin saber que el niño está padeciendo la enfermedad, además de sufrir malnutrición, las vellosidades intestinales se dañan, pero en el momento que dejas de darle cualquier alimento con gluten, las vellosidades se vuelven a regenerar aunque necesitan su tiempo.
La dieta del niño celíaco debe basarse en alimentos naturales y frescos que no contengan gluten: leche, carnes, pescados, huevos, fruta, verdura, legumbres y cereales (maíz, arroz, mijo, sorgo). Todos ellos combinados de forma variada, equilibrada y razonable. Y por otra parte hay que eliminar por completo cualquier producto que contenga trigo, cebada, centeno y avena.
Por despiste o por desconocimiento, se puede volver a incurrir en darle algún alimento al niño que contenga gluten, entonces la lesión volverá a aparecer, por eso hay que tener mucho cuidado con su dieta y estar bien informados de todos los componentes de la alimentación que le estamos dando. Muchos productos contienen gluten, en especial los manufacturados. Ante cualquier posible duda lo más recomendable siempre es no ingerir el producto sobre el que no tenemos una seguridad al cien por cien de que no contiene gluten.
Por eso, lo más aconsejable es comprar productos no elaborados que nos garantizarán la ausencia de gluten.
Hay una serie de consejos que da la Federación de Asociaciones de Celíacos que vendrán muy bien a los padres de niños celíacos y que resolverán cualquier duda que tengas al respecto sobre esta enfermedad, de hecho, entre sus socios distribuyen una lista de alimentos que se pueden consumir sin peligro, porque alguno de los productos que en su etiqueta señalan “sin gluten” a menudo contienen trazas de gluten que en ocasiones pueden llegar a sobrepasar los límites establecidos y esta ingesta, como es de suponer, resulta muy perjudicial para la salud del celíaco.En su página web la Federación de Asociaciones de Celíacos, nos informan de la importancia que tiene la alimentación en el niño celíaco y qué tipos de alimentos son los más adecuados para él. Además nos informan del comportamiento que debemos adoptar con respecto al niño y el entorno que le rodea, por ejemplo, si el niño va a un comedor escolar o el tipo de vida que debe llevar.

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