viernes, 9 de marzo de 2007

Zapatos para los primeros pasos



Cuando el bebé no camina no tiene ninguna necesidad de llevar zapatos, pero en el momento en el que comienza a mantenerse en pie, ya es imprescindible que escojamos el calzado más adecuado, el que le vaya a ayudar a dar correctamente sus primeros pasos. Una elección para la que tenemos que tener en cuenta una serie de aspectos.
La mayoría de los bebés nacen con el pie plano debido a que la planta está cubierta de una gruesa capa de grasa que va desapareciendo cuando comenzamos a caminar y los músculos y ligamentos que son de por sí extremadamente flexibles, se van estirando hacia arriba, así poco a poco va surgiendo el arco en el pie.
Normalmente los bebés comienzan a dar sus primeros pasos en torno a los 12 meses aunque cada uno tiene su propio ritmo y sus propias prioridades. Los primeros zapatos que debemos poner en los pies de nuestro bebé servirán para proteger sus pies y para darle una estabilidad que haga que se sienta seguro en esta nueva posición. Este calzado debe ser flexible para que se adapte a sus movimientos pero a la vez tener la suficiente consistencia como para sujetar el tobillo, es bueno que estén reforzados en el talón y la puntera y debemos tener en cuenta que si están fabricados en piel o nobuck van a facilitar la transpiración lo que va a evitar las rozaduras en su delicada y frágil piel.
Importante: que la suela de sus zapatos sea de caucho o goma y como ocurre con los zapatos de los adultos, que tenga algún dibujo o algún grabado que consiga evitar los resbalones. Son más cómodos de poner los zapatos que tienen cierre y aún más si este es de velcro y no con hebillas o cordones.
Los zapatos que pongamos a nuestros bebés no deben ser puntiagudos ni deben quedarles ni apretados ni demasiado sueltos, tienen que adaptarse a la forma y a la medida de sus pies. Sí es verdad que es recomendable que sean en torno a un centímetro mayores que el propio pie para evitar roceduras, que los dedos se monten, que aprieten demasiado por el uso de calcetines y es vital revisarlos de forma regular para comprobar que no se les han quedado pequeños antes de que nos hayamos dado cuenta. Sus pies no paran de crecer y debemos facilitarles un desarrollo sano y normal.
Como pasa con los adultos, el momento ideal para comprarle calzado a nuestro hijo es por la tarde porque es cuando tienen el pie un poco más dilatado.
Lo que tenemos que tener muy claro es que en los pies de nuestros hijos no podemos plantearnos ahorrar comprándoselos más grandes de la cuenta porque esto podría deformarle los pies.
En esto como en todos hay opiniones de lo más diversas, algunos especialistas en ortopedia infantil aconsejan que los pies de los niños deben estar libres para su mayor y mejor desarrollo y que sólo debemos calzarles cuando salimos de casa con ellos para potegerlos del clima y otros factores. Se basan en que en las culturas en las que no se usa calzado los pies presentan menos malformaciones, son más sanos, más fuertes y más flexibles. Por eso también a la hora de elegir un calzado se busca el que más nos dé la sensación de ir descalzos.
Para esta línea de estudio tampoco son recomendables las plantillas con arco o de ninguna especia para dar soporte al pie y es prioritario que cuando el niño se encuentre en un lugar seguro se le permita caminar descalzo.

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